19 jun 2012

El 19 de junio celebramos un nuevo aniversario del natalicio de José Gervasio Artigas.

  BIOGRAFÍA DEL GRAL. JOSÉ ARTIGAS

            Artigas nació el 19 de abril de 1764.  Era hijo del capitán de Corazas Don Martín José Artigas y descendiente de uno de los fundadores de Montevideo.  Fue educado en el Convento de San Francisco y muy joven tomó a su cargo un establecimiento de campo, de propiedad de su padre.
            Avezado en las tareas rurales y enemigo de malhechores y contrabandistas, fue nombrado, a pedido de los estancieros, Guarda General de la Campaña.
            Formando parte del Regimiento de Blandengues tomó participación activa en las luchas que ocasionaron las invasiones inglesas y en el referido regimiento llegó a alcanzar el grado de capitán.
            Producida la Revolución de Mayo, Artigas pasa a Buenos Aires a ofrecer sus servicios a la causa revolucionaria.
            En la Banda Oriental el Grito de Asencio señala la iniciación del movimiento emancipador y el 9 de abril de 1811, Artigas desembarca próximo a la Calera de las Huérfanas para ponerse al frente de los patriotas.
            Hay una serie de triunfos que culminan en la batalla de Las Piedras.  Triunfador en ese hecho de armas, respeta al vencido y da una lección de humanidad, proponiendo por primera vez en las luchas por la independencia en América, el canje de prisioneros.
            Inicia el sitio de Montevideo.  Una invasión portuguesa y luego el armisticio de los españoles con el gobierno de Buenos Aires, dejan a Artigas librado a sus exclusivas fuerzas.  Decide retirarse del sitio y en su marcha hasta el Ayuí, del otro lado del río Uruguay, le acompaña todo el pueblo, en imponente caravana de mujeres, niños, ancianos, que la historia conoce con el nombre del Éxodo del Pueblo Oriental.
            Al final de 1812 las tropas porteñas vuelven a sitiar a Montevideo y luego Artigas se incorpora al sitio.
            Artigas domina toda la campaña y convoca, en 1813, el primer Congreso Nacional, que oye de sus labios esta declaración digna de un Washington: "Mi autoridad emana de vosotros y cesa por vuestra presencia soberana".
            El Congreso lo designa Gobernador Militar y elige los diputados que serán portadores de las célebres Instrucciones.  Estas Instrucciones contenían principios fundamentales para la vida Institucional y que la Argentina iba a adoptar muchos años después.  (Independencia, República, Federación).
            Los diputados son rechazados y Artigas, indignado por actitudes equívocas del gobierno porteño se retira del sitio.  Luego capitula Montevideo a los argentinos y éstos, después, entregan la plaza a las provincias.  Su bandera pasea por todos los ámbitos de la patria.  Pero le amenaza una nueva invasión portuguesa.  Solo, frente a un enemigo formidable, Artigas recibe propuestas de protección por parte del Gobierno de Buenos Aires, a condición del sometimiento absoluto de la Banda Oriental.  Su respuesta es una altiva lección: "Quiero demasiado a mi Patria para sacrificarla al bajo precio de la necesidad".
            Y se dispone solo a la defensa del territorio, que dura más de tres años.
            Triunfos, derrotas, abandono de sus tenientes, traiciones, todo lo sufre.  Aplastado por el número debe retirarse.  Pasa a Entre Ríos y Corrientes, y allí la traición le sigue.
            En esas circunstancias recibe buenas ofertas españolas: las rechaza porque él no sabe de traiciones.  Estados Unidos le ofrece grados, honores y hospitalidad: no puede aceptar el ofrecimiento que es comodidad y holgura, mientras su patria se encuentra esclavizada.
            Busca amparo en el Paraguay.  Y por treinta años labra la tierra y reparte sus productos entre los pobres.  Sueña con su Patria y hace el bien a todos.
            Fue protector de los pueblos libres en el Río de la Plata; fue el fundador de nuestra nacionalidad; fue el Padre de los Pobres en el Paraguay.
            Dispuso de la Banda Oriental y cuatro provincias más le respondían.  Y jamás fue déspota.  Tuvo a su alcance todo y jamás abandonó su modesta característica.  Antes de entrar al Paraguay, envió el último dinero que llevaba a los orientales prisioneros en Río de Janeiro.
            Durante sus treinta años de trabajo intenso en el Paraguay pudo labrarse una posición; sin embargo dio todo a los menesterosos.  Por eso su nombre está en el corazón de todos los orientales y los paraguayos.  Y por eso su estatua, en nuestra Plaza Independencia, no puede llevar leyendas explicativas que no tendrían espacio.

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